Pregón de
Don Francisco
Aznar
García
"Paco el de la KIKA"
Fragmento.
Quisiera empezar agradeciendo vuestra presencia en esta noche tan especial para mí, y haceros partícipes de algunas de mis vivencias, lo que es un honor compartir con todos vosotros.
Hace aproximadamente unos 25 años puse en mi boca y con el corazón estas palabras:
¡Virgen de la Cabeza!
¡Viva la madre que te parió!
Estas palabras sirvieron para que el párroco del pueblo, que era Don Francisco, se fijara en mí para sustituir al presidente de la Hermandad de la Virgen de la Cabeza, que por entonces era José Aguaza Chacón. Así fue, me nombraron presidente en la siguiente asamblea que se celebró en la escuela de Cristo de nuestra parroquia, donde ya de muy niño escribía mis primeros palotes.
Después de nombrarme presidente, una vez en mi casa, me repetía una y otra vez a mí mismo: ¡Paco, dónde te has metido! ¡Dónde te has metido, Paco!.
Por aquellos años la hermandad no tenía ni un duro. Transcurrido un año, llegó el día de la cuerva y las flores, y yo como mayor responsable. Pues bien, se lió un aguacero impresionante, y tuvimos que repartir las flores y la cuerva dentro de la posada del tío Antonio el "Gurullo", que en paz descanse. Aquel día vi que las gentes de mi pueblo querían y sentían de corazón lo que la hermandad estábamos haciendo por nuestra Virgen de la Cabeza. Ese mismo día llegaron a apuntarse hasta 150 personas, y la mayoría pagaba en el acto las 150 pesetas del recibo para pertenecer a la Hermandad. Con ese dinero y mi cara tan joven me fui a ver a Francisco el "Gañán" y a los Robles, Me fiaron, uno los bloques y los otros el cemento, entre los dos sumaba la deuda casi veinte mil duros de los de antes. Yo no podía ni comer ni dormir, pero veía que la gente de mi pueblo seguía colaborando y apostando, y con los donativos y las rifas, poco a poco se iba pagando. Me aguantaron la deuda unos 4 años, y al remate algún dinero me perdonaron. Desde aquí, a los Robles y a Francisco el Gañán les doy las gracias, gracias, gracias.
También, con la influencia de mi suegro, que en paz descanse, y los forestales de la sierra de Baza, pudimos poblar la torre de pinos. Recuerdo que cogimos mi furgoneta, los Peralitos y algunos más y fuimos a por ellos. Algunos se han repuesto, pero otros siguen en pie y hacen su buena sombra. Transcurridos 5 años, hace ya 30, nombramos hermana mayor a Loli, agradeciéndole su colaboración desinteresada, como a tantos otros que le llevaban a nuestra Virgen vestidos y regalos. Entre ellos, el tío Luís el "Sevilla'', que en paz descanse, que le hizo un vestido y manto rojo y dorado precioso, que precisamente lo llevaba puesto nuestra Virgen cuando nos la robaron, el 14 de marzo de este año pasado. Sobre esto pienso que a los cullarenses nos quitaron nuestra imagen querida, pero no nos quitaron ni robaron el amor, el cariño, y lo que es más grande y jamás se lo podrán llevar, que es nuestra fe, nuestra fe hacia la Virgen de la Cabeza, que cada uno de nosotros la llevamos dentro de nuestro corazón.
Las gentes del pueblo seguían colaborando en todo. Vestían a los niños con los trajes regionales, le llevaban flores a la Virgen, otros hacían aportaciones, y otros ayudaban a los hermanos. Y quiero seguir nombrando a algunas de estas personas, sintiendo muchísimo que no se encuentren ya con nosotros. Como son: Los hermanos Pelegrín, Manuel y Sebastián, ayudando siempre en todo lo que podían y con una devoción grandísima. Siempre pendientes de los niños y recitándoles poesías a la Virgen. También quiero nombrar al más veterano de los hermanos: el tío Paco Ferry, y al maestro Botanas, que estaban siempre dispuestos para lo que fuera. Y a mucha más gente que podría nombrar, pero tan solo me voy a referir a su grandísima fe y devoción, y que gracias también a todos ellos estamos hoy aquí, por lo que pido un aplauso para ellos.
Pasaron los años, y pensando ya en nuestras fiestas de abril, hice dos carrozas en nuestras fiestas patronales de San Agustín, una de moros y otra de cristianos. Un año después, atrasé una semana las fiestas para irme con mi querido amigo José Miguel a Zújar, y así poder ver cómo se celebraban aquellas fiestas.
Dándole vueltas y más vueltas, pensé recopilar toda la información sobre nuestras antiguas fiestas que se hacían por San Sebastián, y a otro año fui invitado para vestirme de moro en Benamaurel. Al principio les dije que sí, pero algo dentro de mí me decía que no era realmente eso lo que quería. Y les dije que no, que el día que yo desfilara lo haría en mi pueblo y para mi Virgen. Así fue. Un mes antes de las fiestas pagué mi traje, me lo subieron y me desearon toda la suerte del mundo. Por esto quiero agradecer también a Álvaro Álvarez Gallardo, que en paz descanse, y a Paco, conocido más como Francisco Arredondo. Desde esta escalinata y ante mi pueblo les doy las gracias.
Todo esto fue en 198l, y seguía presidiendo la hermandad de la Virgen. Y por primera vez, vestido de moro y subido en un caballo que apenas había sido montado, desfilé abriéndole paso a nuestra Virgen. Para mí era un sueño hecho realidad. La mayoría de la gente que nos salía al paso no me conocía, y murmuraban entre ellos: ¿quién será ese loco? Al ver el cartel de las fiestas de este año me ha hecho recordar todo esto, ya que es como yo me veía aquel día. Al día siguiente, el domingo, yo sentí algo maravilloso. Flotaba, al ver en la procesión cómo la gente se peleaba por llevar un poco sobre sus hombros a la Virgen. Todo estaba pasando como yo me lo había imaginado, todo el pueblo enardecido, echándole vivas a la Chiquitilla, a nuestra Virgen guapa. Y así, ese mismo año, se fue formando lo que hoy es la comparsa de moros. Ya con la comparsa de moros formada se cuentan los 20 años que celebramos. Y empezó con un desfile de 5 hombres y 14 mujeres, vestidos con unos trajes blancos que durante meses nuestras madres y nuestras mujeres estuvieron cosiendo. Sintiéndonos orgullosos del trabajo que entonces estábamos desarrollando, no nos dábamos cuenta, y ni llegamos a pensar en el lío en que nos estábamos metiendo. Y aquí estamos, disfrutando del trabajo de muchos hombres y mujeres que durante años hemos ido construyendo poquito a poco todo esto.
Os cuento que en ese primer desfile llevábamos el carro de Julio el de la "Posá", con una batería y el casette de coche del Eléctrico, y 5 cajas de cerveza que nos regaló Dionisio el de la Alhambra. ¡Cómo pesaba el carro! pero ¡Cómo pesaban las lanzas hechas con los mástiles de las antenas de televisión! Todo pesaba, pero parecía que nos llevaban en volandas, ya que mirando a la Virgen, a las gentes que cada vez nos salían más al paso, y creo que hablo en nombre de las 18 personas que me acompañaban. Lo que se sentía en aquellos momentos mágicos es algo que no puedo explicar con palabras. Tan solo decir que todo le rodea a Ella, a nuestra Chiquitilla, porque sin ella no tendrían sentido las comparsas de moros y cristianos, y en definitiva nuestras grandiosas fiestas.
Hoy tengo el gran honor que me han brindado para poder dirigirme a todos vosotros aquí presentes, y al pueblo entero, en el 20 aniversario del resurgimiento de estas fiestas, por ser el primero en empezarlas. Pero esto no hubiera sido posible si la Kika no me hubiese parido. ¡Viva la madre que me parió! Y con ella empiezo con una gran y maravillosa familia, con mi querida madre, mis hermanos que tanto me han ayudado en este tinglado. También a ellos, gracias ...
Paco el de la Kika